Youtubers, felaciones, aplausos y «madres mías»
Los hay que juegan a videojuegos ante una cámara, los hay que nos enseñan a maquillarnos, los hay graciosos, los hay soeces. Hablan de internet, hablan de gameplays, hablan de felaciones, y enganchan. Aclamados, venerados, deseados, pero también odiados. Esta es la realidad del movimiento «Youtubers de nuestros días», un movimiento que mueve a legiones de seguidores y que todas las marcas desean conquistar, pero que también genera una gran cantidad de detractores y controversias. ¿Quieres saber cuál es la última? No te pierdas las próximas líneas.
Hace unos días, la polémica se sirvió en la red y en varios medios de comunicación a causa de un espectáculo que Wismichu, uno de los youtubers más populares, ofreció en Tenerife y que, por lo visto, ofendió a varios padres y madres de los asistentes al show.
El espectáculo, que a tantos parece haber ofendido, fue calificado por muchos medios como «de alto contenido sexual», «obsceno» y «denigrante», todo porque en él se habló de felaciones, de sodomía y masturbación, siempre envilecido con un delicioso aliño de palabras y expresiones malsonantes. Eso sí, todo bajo el paraguas del humor y la sátira, principales características de los contenidos que Wismichu cuelga en su canal de Youtube.
Tras el espectáculo, muchos padres pusieron el grito en el cielo, al igual que autoridades y medios de comunicación, ya que los asistentes al espectáculo eran principalmente adolescentes de 12 a 18 años. De hecho, una de las madres que asistió al espectáculo con sus hijos, declaró al diario La Provincia de Las Palmas y a otros medios: «mis hijos terminaron llorando y yo no duermo desde ese día. No sé quién nos va a pagar los daños morales».
Pobre mujer, toda la vida intentando llevar a sus hijos por el buen camino para que ahora, en un evento totalmente inocente y sin esperarlo lo más mínimo, sus hijos y ella misma sean víctimas de las denigrantes y soeces actuaciones de un gallego impertinente amante del onanismo y de la pederastia (porque también han acusado a Wismichu de hacer apología de la pederastia en este evento). ¡¡¡¿¿¿¿Es qué nadie va a pensar en los niños???!!! ?
Pues no, por suerte o por desgracia, no. Nadie ha pensado en los niños en lo relacionado con este espectáculo. Y los primeros que se han olvidado de los niños han sido los propios padres, ya que en primera instancia deberían ser ellos los responsables de los contenidos que sus hijos ven en Internet. En el espectáculo, Wismichu no hizo nada diferente de lo que hace en su canal en Youtube, ya que en sus vídeos son más que frecuentes las alusiones a todo lo que se refiere al sexo, incluyendo felaciones, masturbaciones, cunnilingus y sodomía. El youtuber pretende divertir a sus espectadores y, de hecho lo consigue, algo que prueban sus casi 4 millones de seguidores y los millones de visualizaciones con que cuentan sus vídeos.
Wismichu ha conseguido conquistar con sus contenidos a millones de adolescentes, muchos de ellos menores de edad, que le siguen y que asistirían a cualquiera de sus eventos. Pero él no es el responsable de las personas que ven sus vídeos, ni de la edad que tienen, ni tampoco de cómo reaccionan ante sus contenidos. Si algo nos ha enseñado Internet es que la libertad de expresión es algo importante, necesario e imprescindible en la red de redes y que corresponde al criterio de cada uno el seleccionar qué contenidos quiere ver y cuáles no, así como saber cómo se va a reaccionar ante ellos.
En el caso de los menores de edad, son los padres y educadores quienes deben inculcar este criterio y eso implica necesariamente conocer lo que los menores ven por Internet y discernir si es adecuado o no, así como enseñar a los más pequeños a ser críticos con lo que se les muestra en la red.
Hay que tener en cuenta que los youtubers son los Back Street Boys de nuestros días en cuanto a su capacidad de enganchar a la juventud, pero con muchas particularidades. Así los describe Quique Peinado en este artículo de El Mundo: «Asilvestrados y sin una formación clásica, pero rompiendo. Es decir: han hecho lo del punk, o lo de La Movida, ese movimiento cultural en el que casi nadie sabía tocar un instrumento pero aprovechó un vacío. La diferencia es que los youtubers tienen una legión de seguidores y son una industria potente y verificable y La Movida eran cuatro calles que nos hemos encargado de mitificar.»
La actitud irreverente de gente como Wismichu, El Rubiso o AuronPlay ha conseguido enganchar a millones de personas, especialmente a adolescentes, un público que ha encontrado en estos muchachos de Youtube a su propio reflejo hasta el punto de desatar un auténtico fenómeno fan. Y, como no podría ser de otra manera, las marcas quieren aprovecharse de ello y llegar a los más jóvenes a través de estos influencers. Esto no es algo nuevo, lleva haciéndose desde los inicios de Internet y los blogs. Sin embargo, con estos youtubers no les basta a las marcas con pagar una gran suma y ponerse a contar los beneficios. No, porque los youtubers han alcanzado tal posición que ellos eligen a qué marcas promocionan, cuándo y cómo, y, sobre todo, por cuánto. Si una marca quiere lograrse el favor de uno de estos youtuber estrella tendrá que ser muy original en su trato, transparente y, sobre todo conocerle.
Esta dificultad para acceder a ellos no gusta demasiado a las marcas, sobre todo a aquéllas que se han llevado algún que otro portazo en la cara o a las que le han pedido una desorbitada suma de dinero por su colaboración.
La verdad es que, aunque los vídeos de estos youtubers estrella no sean precisamente obras maestras del humor, ni incluyan profundas reflexiones, es mucha ira la que está cayendo sobre estos chavales. Este es el precio que están pagando por su fama. ¿Creéis que les importa? Así responde Wismichu a las acusaciones tras su último espectáculo en Tenerife. Echa un ojo al vídeo, lee las noticias que ha habido sobre ésto y juzga por tí mismo.
PD: Juzgar es muy divertido. En Goliat estamos siempre igual, que si juzga pa qui, que si juzga pa ya…
